Huácala Capirote, Vangui e Intestina – Cuqui
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Nos dice Juan Sasturain:
Terceto para puras líneas curvas
Si el Uno, la unidad, es el lugar o no lugar de la cosa completa y sin fisuras, suposición del origen o esperanza del reencuentro / reconstrucción final.
Si el Dos es la instancia de partición y / o de partida: de partir (se) en dos, y de partir a secas –de irse–, y con ese Dos –según Marechal, famosamente– “nace la pena”, ¿qué pasa con el Tres?
Con el número Tres, nace la duda.
Porque el Tres, triángulo es; y cierra, hace una casita con techito a dos aguas corrientes o con base en punta, en equilibrio inestable, pero también rompe el par, deja a uno/a solo/a, siempre sobra o falta algo: no hay transa con el tres.
Cuqui usa sólo tres figuras, tres barajas de un Tarot elemental y polisémico: a ver qué hacemos o hacemos decir a este terceto para cuerdas / para líneas / curvas sin reglas ni leyes de ningún tipo o tipa; tres figuritas para figurarlo todo.
Vangui es el único que (te) mira, va de frente y desafía, incluso puede herir y tener cría; la nena protagonista es una mata de pelo negro, flaquita con culito subrayado que no la incrimina, pura nuca evasiva y frágil si cabe, los mejores pasitos de danza / los saltitos / las puertitas de salida del libro; Intestina es sombrilla plegada, sombra asombrada, capucha del verdugo que se cuelga a sí misma como si nada.
Cuqui, desparramada.
Si hay –según dicen y clasifican– una línea clara, una línea peluda, una línea enojada, una línea pobre y/o amargada, acá la línea es, por definición, desalineada.
Qué bueno.
Hay existencias